lunes, 19 de octubre de 2009

REEDUCACION PROPIOCEPTIVA

Justo antes de que Rafael Nadal volviera a competir este verano, después de los dos meses que ha estado retirado para recuperarse de sus lesiones, salían en la televisión unas imágenes de Rafa con su fisioterapeuta, realizando unos ejercicios subido en una banqueta. Muchos de vosotros os preguntasteis seguramente que qué clase de rehabilitación era esa. En este artículo os explicaré en qué consiste y lo importante que es realizar una buena rehabilitación propioceptiva tras cualquier tipo de lesión, para recuperarla y para evitar que la lesión se reproduzca en el futuro.
El cerebro es como un ordenador, que vigila y cuida de que todas las funciones y tejidos de nuestro cuerpo funcionen bien.¿Sabéis como el cerebro recibe la información de todos los tejidos? En nuestro cuerpo existen una serie de receptores, unas antenitas que están colocadas en los diferentes tejidos, de forma que, según el receptor y el órgano, envía una información determinada, como por ejemplo del dolor, de la temperatura, de la posición de una articulación, del grado de estiramiento de un músculo o de un tendón. Una vez que el cerebro tiene la información, si existe algún problema, enviará la orden para que se solucione de forma automática. Cuando sufrimos una lesión, esta comunicación entre cerebro y órgano se interrumpe y tras la recuperación, no siempre se consigue que se restauren las comunicaciones sin ayuda. Es en este momento cuando se hace imprescindible la reeducación propioceptiva.
Esta rehabilitación trata de que los propioceptores, situados en músculos, tendones, huesos y articulaciones vuelvan a enviar una información correcta al cerebro de la posición, presión o grado de estiramiento. Para ello se realizan varios tipos de ejercicios, que van siendo mas difíciles de ejecutar a medida que el paciente va avanzando en la rehabilitación, yendo desde realizar movimientos a los que oponemos una pequeña resistencia hasta mantener una posición determinada o realizar un movimiento sobre un plano inestable, como una pelota o un monopatín. Se realizan los ejercicios primero con los ojos abiertos y después los cerramos, primero lentamente y después aumentando la velocidad del movimiento. Esta rehabilitación es muy eficaz en problemas de rodilla o tobillo, tras las lesiones de los ligamentos (esguinces, roturas), por ejemplo, o tras las luxaciones de hombro, en las que se repita o no la luxación va a depender mucho del buen funcionamiento de los propioceptores.

FISIOTERAPIA Y ALZHEIMER

Hace unos años, tuve un periodo en el que me entusiasmaba el cine argentino, estaba especialmente encantada con un actor, Ricardo Darín, y dos de sus películas han quedado en mi recuerdo como dos de las mejores películas de mi vida. La primera, “Nueve Reinas”, sobre timadores de poca monta y la segunda, “El hijo de la novia”, la historia de un hombre cuya madre padece Alzheimer. Me pareció una forma realmente bella de retratar esta enfermedad tan cruel con los que la padecen y las personas que están a su alrededor (en el cine, el día que la vi por primera vez, todos pasábamos de la risa al llanto entre escena y escena).
El Alzheimer es una demencia, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central, de la que no se saben muy bien las causas y que provoca un deterioro psíquico y físico progresivo, afectando a la memoria, a la orientación, al lenguaje y también poco a poco a las capacidades físicas. Las personas que la padecen van viendo afectadas sus actividades diarias y sus relaciones sociales.
En las primeras fases de la enfermedad, los pacientes suelen acudir a centros de día, donde además de la fisioterapia reciben otros tratamientos como terapia ocupacional y terapia psicológica. En la última fase de la enfermedad, la mayor parte de los pacientes están institucionalizados, debido a la imposibilidad de la familia de atenderlos por la complejidad de los cuidados.
El tratamiento de fisioterapia en los enfermos de Alzheimer va encaminado a conservar el mayor tiempo posible las capacidades y autonomía del paciente. Para ello, en las primeras fases, se realizaran toda clase de ejercicios para mantener la movilidad y la fuerza muscular en talleres de movilidad, (de pie o sentados) con juegos y bailes, paseos, subida y bajada de escaleras y rampas, aprovechando también para mantener orientado en el espacio y el tiempo al paciente así como para trabajar la capacidad de concentración y el lenguaje. Después podemos ir haciendo movilizaciones activas y pasivas de las articulaciones que estén mas afectadas. En las fases más avanzadas, es importante cuidar las posturas y realizar cambios posturales para evitar deformidades y ulceras por decúbito.