lunes, 8 de febrero de 2010

FISIOTERAPIA Y OSTEOPOROSIS

La osteoporosis es una enfermedad de los huesos, que se caracteriza por una perdida importante de la masa ósea, dando lugar a unos huesos frágiles y quebradizos, por este motivo el enfermo puede sufrir fracturas en cadera, muñeca o vértebras con cierta facilidad. La causa principal de esta enfermedad es la disminución de los estrógenos en la mujer tras la menopausia o de la testosterona en los hombres, así como la inmovilidad prolongada (pacientes encamados), los trastornos alimentarios, la artritis reumatoide, etc. Es una dolencia bastante frecuente, pero no suele manifestarse en las primeras fases y a menudo es diagnosticada tras sufrir alguna fractura. En la osteoporosis es fundamental la prevención, tanto en los tratamientos médicos que frenen o retrasen los procesos como en el tratamiento de fisioterapia, que hará mas efectiva la medicación.
Para el tratamiento de fisioterapia tendremos que distinguir entre los pacientes diagnosticados de osteoporosis que no presentan ningún tipo de incapacidad para su vida diaria, de aquellos que tras sufrir alguna fractura presentan un cuadro agudo con gran incapacidad .
Los objetivos generales del tratamiento de fisioterapia serán aliviar el dolor, disminuir la contractura muscular, prevenir la aparición de deformidades, mantener la movilidad articular, potenciar la musculatura de forma global, mejorar la capacidad respiratoria y mantener una postura correcta.
En las fases agudas de la enfermedad realizaremos ejercicios respiratorios para mantener la capacidad respiratoria, ejercicios de flexibilidad suaves, enseñaremos posturas correctas de pie, sentado, acostado así como la forma más ergonómica de transportar pesos o realizar tareas de la vida cotidiana sin exponerse a padecer otra fractura, sufrir contracturas o aumentar el dolor. Si el fuerte dolor obliga al paciente a permanecer en la cama, realizará un reposo controlado, de forma que cada día movilizaremos brazos y piernas y enseñaremos a hacer contracciones musculares sin movimiento y ejercicios respiratorios, para que en cuanto sea posible, el paciente pueda volver a levantarse y caminar.
Después de la fase aguda, aplicaremos termoterapia, electroterapia analgésica, masaje descontracturante. Es muy recomendable la hidroterapia, para facilitar la puesta en pie y la marcha, con los beneficios de realizarlos en descarga, así como todo tipo de ejercicios para mantener la movilidad y la fuerza de los músculos. También seguiremos realizando movilizaciones activas y pasivas, así como ejercicios para mejorar la marcha y el equilibrio, en paralelas si es necesario al principio y después con bastones.