martes, 23 de marzo de 2010

NO PONGAS UNA TENDINITIS EN TU VIDA

-“Yo no sabia que una tendinitis dolía tanto”. Muchas veces he escuchado esta frase en boca de mis pacientes cuando llegan aquejados de alguna tendinopatía. Estas lesiones son bastante frecuentes y van a menudo asociadas al deporte, aunque también aparecen tras algún tipo de traumatismo o a partir de cierta edad, cuando el tendón va sufriendo una perdida de elasticidad y se hacen mas vulnerables ante los esfuerzos. El tendón es el tejido que pone en contacto al músculo con el hueso, haciendo posible el movimiento al transmitir la fuerza muscular al esqueleto. Es una estructura blanca, brillante, poco elástica y con un alto contenido en colágeno. Están protegidos por la vaina sinovial, una especie de funda que los recubre. A los tendones les llega poca sangre directamente, se irrigan a través del hueso, del músculo o de la vaina, y esto dificulta a veces su recuperación tras una lesión.
Las tendinitis se localizan en muchas partes del cuerpo, las más frecuentes están en el hombro, el codo (codo de tenista), en la muñeca y pulgar, en la rodilla (rotuliana y de la pata de ganso) y en el tendón Aquiles del tobillo.
Los síntomas son dolor intenso al movimiento, al tocar el tendón, al estiramiento o a la contracción isométrica del músculo (contracción sin movimiento), sensación de calor y tumefacción y en las fases agudas es imposible realizar los movimientos en los que interviene el tendón dañado.
El tratamiento consiste en un reposo relativo o total, dependiendo de cada paciente y antiinflamatorios, además de dieta alcalina, ya que el acido afecta mucho al tendón. En el tratamiento de fisioterapia aplicaremos crioterapia en la fase aguda, descargaremos la musculatura relacionada con el tendón para evitar que siga tirando de él, aplicaremos ultrasonidos para bajar la inflamación y aliviar el dolor, así como otro tipo de electroterapia antiálgica. En las tendinitis crónicas, también se puede aplicar calor y realizaremos el temido masaje de Cyriax, para disminuir las adherencias que se han formado alrededor del tendón por el proceso inflamatorio.
En los casos en los que la fisioterapia no soluciona la tendinitis, se puede realizar una infiltración, aunque esto siempre es aconsejable como último recurso, ya que la sustancia infiltrada a la larga, puede dañar más al tendón.

ESPONDILITIS ANQUILOSANTE Y FISIOTERAPIA

En mis años de estudiante, en una de nuestras prácticas en hospitales, de hidroterapia concretamente, todavía recuerdo el caso de un paciente, de unos 50 años, que estaba rígido completamente y apenas podía realizar movimientos de tronco. Este paciente sufre Espondilitis anquilosante, una artropatía inflamatoria que suele comenzar en la pelvis y sigue afectando a la columna vertebral, pudiendo llegar a ocasionar rigidez (columna en caña de bambú) y deformidades muy invalidantes. Es mas frecuente en el hombre joven y se asocia a una predisposición hereditaria, aunque la causa se desconoce. Rara vez llega a la fase más evolucionada e invalidante, ya que una acción terapéutica precoz con tratamiento médico y fisioterápico limita de forma considerable la evolución de la enfermedad.
Nuestros objetivos serán aliviar e dolor en los periodos inflamatorios, conservar la movilidad, evitar la anquilosis de la columna, corregir las deformidades en los primeros estadios, mantener la movilidad del tórax y la capacidad funcional respiratoria y evitar la perdida de fuerza muscular.
Se recomienda no permanecer demasiado tiempo en la misma postura, evitar coger peso, el frío, la humedad, fumar y el estrés. Es muy beneficioso realizar alguna actividad deportiva, marcha, golf, tenis y sobretodo natación de espalda. Además es muy importante realizar cada día una serie de ejercicios para mantener la movilidad de los hombros, el cuello, la zona lumbar, las caderas y de la musculatura respiratoria.
Según la fase evolutiva en que se encuentre, la fisioterapia se irá adecuando a la sintomatología, insistiendo en las fases iniciales en la prevención de deformidades mediante ergonomía en casa y en el trabajo así como ejercicios flexibilizantes y relajantes. En las fases más avanzadas, donde la rigidez va aumentando, se realizan controles mas frecuentes y se añaden al tratamiento anterior fisioterapia respiratoria y ejercicios cada vez más personalizados de flexibilidad y potenciación muscular. Durante las crisis inflamatorias, se suspenden todo tipo de ejercicios y el paciente realizara un reposo absoluto con corrección postural. Utilizaremos electroterapia y crioterapia para el dolor, ejercicios respiratorios y a medida que la inflamación va remitiendo se reiniciarán las movilizaciones poco a poco.

CODO DE TENISTA

- “Me duele tanto el codo que ya no puedo casi ni mover el brazo”, le comentaba Antonio a su mujer.
- “Pues a ver si vas a tener un codo de tenista”, le respondió.
- “¿Cómo que codo de tenista?, si yo no he jugado al tenis en mi vida…”.
La epicondilitis o codo de tenista en una afección de los tendones del codo, de aquellos que se insertan en el epicóndilo, uno de los salientes óseos del codo en su cara externa. Es muy frecuente en personas que realizan deportes de raqueta, pero también es frecuente en determinados puestos de trabajo (por vibraciones o microtraumatismos repetidos). Suele aparecer entre los 30 y los 40 años y el dolor es muy intenso a la presión sobre el epicóndilo y sobretodo al realizar determinados movimientos como la extensión de muñeca y la supinación (poner la palma de la mano hacia arriba), así como al realizar contracciones isométricas (contraemos el músculo pero no hay movimiento en la articulación, por ejemplo cuando sostenemos algún objeto un poco pesado).
Si se tratan al poco tiempo de aparecer, pueden solucionarse en apenas dos semanas, aunque a veces se cronifican y el paciente arrastra las molestias durante meses.
Realizaremos masaje descontracturante de la musculatura del antebrazo y masaje de Cyriax en el tendón afectado (un masaje profundo que suele ser bastante doloroso), aplicaremos frío en los casos más agudos, ultrasonidos, realizaremos estiramientos e intentaremos corregir en el deportista el gesto técnico mal realizado que ha provocado la lesión. El uso de los vendajes funcionales o el kinesiotaping puede ser muy útil para disminuir la tracción de los músculos en el epicóndilo en los casos en los que sea imposible mantener un reposo de la articulación durante el tratamiento.
En casos resistentes pueden ser útiles las infiltraciones, pero para evitar llegar a este punto lo más recomendable es acudir al médico o a tu fisioterapeuta en cuanto tengamos dolor en el codo que nos impida realizar nuestros movimientos cotidianos.