martes, 30 de agosto de 2011

LUXACION ACROMIOCLAVICULAR

Durante el verano aumenta la práctica de actividades físicas al aire libre y deportivas. Y por este motivo también aumentan las lesiones producidas por accidentes durante la realización de estas tareas.
Hoy hablaremos de una de las articulaciones que forma parte del hombro y de sus lesiones mas frecuentes.
La articulación acromioclavicular es la que une la clavícula con uno de los salientes de la escapula, el Acromion. Es una articulación que acompaña al hombro en cada uno de sus movimientos, dando estabilidad por la parte delantera. Las lesiones más frecuentes son el esguince, y la luxación parcial o total. Se producen normalmente al recibir un traumatismo en la parte superior del hombro o al caer con el brazo extendido. Según la fuerza del impacto, la capsula y ligamentos que unen los dos huesos antes mencionados, puede distenderse un poco o romperse parcial o totalmente. Los síntomas van desde dolor e inflamación al realizar algunos movimientos, hasta deformidad de la articulación,(aparece el signo de la tecla, apreciando un escalón entre la clavícula y el acromion) e incapacidad para la movilidad.
El tratamiento dependerá del grado de gravedad de la afección. En los esguinces, inmovilizaremos relativamente el hombro, con algún vendaje elástico, tipo kinesiotaping evitando esfuerzos y se aplicara crioterapia, ultrasonidos y tras unos días se iniciara la recuperación funcional con ejercicios para tonificar toda la musculatura que rodea la articulación. En la subluxación se requiere una inmovilización de al menos 2 semanas. Tras este tiempo, aplicaremos también ultrasonidos, corrientes analgésicas y se realizaran ejercicios para recuperar los movimientos que se hayan podido perder durante el reposo, trabajando la movilidad de todo el miembro superior y también de la columna cervical. En los casos en los que la ruptura de la capsula articular es completa, se alargara la inmovilización del hombro hasta 6 semanas y después se iniciara la recuperación. Se hará de forma muy progresiva, añadiendo al tratamiento anterior técnicas para aliviar el dolor de la musculatura contracturada por el largo reposo. En ciertos casos, se procede a una intervención quirúrgica para fijar la articulación.

LOS PUNTOS GATILLO

Todos hemos tenido alguna vez un dolor causado por un punto gatillo, así con estas palabras es posible que no sepáis de lo que hablo, pero si os digo que los puntos gatillo son puntos de un músculo que provocan dolor y que es una zona mas “dura” que el resto del músculo, seguro que os vais haciendo a la idea.
Un punto gatillo es un área tensa localizada en un músculo, muy irritable, que al ser presionado desencadena un dolor muy agudo con un recorrido característico. Provoca también a veces perdida de fuerza y disminución de la movilidad. Estos puntos pueden estas activos o latentes, los primeros resultan dolorosos sin necesidad de estimulación, y los segundos necesitan ser presionados o estirados para ser dolorosos. En todos los músculos del cuerpo se han encontrado puntos gatillo, suelen aparecer en el vientre muscular y/o en el tendón y cada punto tiene asociado un recorrido del dolor característico. El estrés muscular, mantener malas posturas o el esteres psicológico son causas para que se manifiesten.
Son muy frecuentes en el cuello en los músculos Trapecio, Escalenos o Esternocleidomastoideo, provocando cervicalgias y dolor de cabeza, en la zona lumbar, en los músculos Psoas Iliaco y Cuadrado Lumbar y en el músculo Piramidal, provocando a menudo lumbalgias y falsas ciáticas.
Hay varias formas para su tratamiento con fisioterapia:
Podemos realizar estiramientos musculares con frío (ayudándonos de un cubito de hielo o un spray frío), estiramiento mas percusión con un martillo de reflejos, masaje, aplicación de presiones mantenidas o intermitentes, con diferentes presiones a medida que el punto se va desactivando, con técnicas musculares a través de las cuales conseguimos la relajación del punto mediante contracciones activas del músculo de una forma determinada y también se pueden aplicar corrientes analgésicas y ultrasonidos. Existe otra técnica que es la punción seca, que se realiza con una aguja de acupuntura y se complementa con una serie de estiramientos y contracciones musculares después de realizar la punción.

CONDROMALACIA ROTULIANA

La rotula es el hueso redondeado que tenemos justo delante de la rodilla. Esta unida a la articulación mediante una serie de tendones y ligamentos que facilitan que la rótula se deslice adecuadamente durante los movimientos de la rodilla. Tras un traumatismo, como consecuencia de una mala alineación de la rotula, o de esfuerzos repetidos, el cartílago situado debajo de este hueso puede dañarse pudiendo llegar a destruirse. A esta degeneración del cartílago es a lo que llamamos Condromalacia rotuliana o Síndrome de híper presión de la rotula.
Esta afección es frecuente en adolescentes, en adultos jóvenes, y más en mujeres (porque por su estructura anatómica son más sensibles a los desequilibrios rotulianos). También suele aparecer en personas mayores con artrosis de rodilla.
Los síntomas son dolor en la cara anterior de la rodilla, sobretodo tras permanecer un tiempo prolongado sentado o al subir o bajar escaleras y sensación de que la rotula “roza” al desplazarse sobre el fémur. También puede aparecer sensación de inestabilidad de la rodilla y atrofia (perdida de fuerza) del músculo Cuadriceps.
El tratamiento dependerá de la fase en la que se encuentre la condromalacia. Es la fase inicial, se recomienda reposo, la toma de medicamentos para el dolor y la inflamación y fisioterapia: aplicaremos frío, corrientes analgésicas, ultrasonidos, movilizaremos la articulación de la rodilla, trataremos las sobrecargas o contracturas musculares, estiramientos y colocaremos vendajes para alinear la rotula. Una vez ha pasado la fase aguda, se iniciara el trabajo muscular fortaleciendo sobretodo el músculo cuadriceps de forma progresiva con diferentes ejercicios que se adaptaran a cada paciente. Es imprescindible realizar también ejercicios de propiocepción.
En algunos casos, será necesario intervenir quirúrgicamente, “limpiando” la parte del cartílago mas dañada y/o corrigiendo la posición de la rotula. Tras la intervención también esta indicada la fisioterapia, para recuperar lo antes posible a funcionalidad de la rodilla.

¿Y QUE HAGO YO CON ESTOS PIES?

Desde niña he oído decir a mis mayores “si te duelen los pies, te duele todo el cuerpo”. Y con el tiempo he podido comprobar que es cierto. Muchos de mis pacientes llegan desesperados porque el dolor que tienen en los pies no les deja vivir, les impide hasta lo mas básico que es para una persona poder desplazarse caminando o incluso estar parado de pie: “es poner los pies en el suelo y ver las estrellas…”
Conocemos muchas causas para este dolor, ya que existen numerosas patologías que pueden provocar este sufrimiento. Hoy nos centraremos en una de ellas, el “temido” neuroma de Morton.
Este consiste en la afectación del nervio que pasa entre dos metatarsianos, normalmente entre el tercer y cuarto dedos. El nervio se engrosa formándose una especie de bultito que es comprimido por el resto de tejidos alrededor, provocando un dolor en el inicio de los dedos o en la planta del pie a la misma altura. Suele ser un dolor punzante, con sensación de “calambre” y además suelen aparecer alteraciones de la sensibilidad en la zona.
El neuroma se produce normalmente por un estrechamiento del espacio entre los dos metatarsos, provocado por cambios en la biomecánica por padecer otras lesiones de rodilla o tobillo, por ejemplo, o por el uso continuado de zapatos estrechos y de tacón alto.
La solución a veces no es sencilla. Lo primero será corregir las alteraciones biomecánicas para intentar aumentar el espacio entre los dos dedos. Para ello utilizaremos plantillas específicas realizadas por un podólogo junto con un calzado adecuado, con tacón de 2 a 4 cm y suficientemente ancho por la parte delantera, que nos ayudaran a mejorar la pisada y reeducar la marcha. Se evitaran las actividades que desencadenen con más fuerza el dolor, al menos temporalmente hasta que remita. Nos ayudara utilizar electroterapia para aliviar el dolor, corrientes analgésicas, ultrasonidos y también frío.
Si con estas medidas no se soluciona el problema, se suelen prescribir infiltraciones con corticoides.
El último paso es la cirugía, en la que se quita un ligamento para dejar mas espacio al nervio. Existe otra intervención más severa, en la que se extirpa el neuroma, reservándola para los casos más graves en los que no ha funcionado ninguna de las medidas anterior