La semana pasada vino a su cita un paciente que acude regularmente a tratamiento por un dolor de espalda. Estaba desesperado porque no le dejaba trabajar ni descansar por la noche. Me sorprendí mucho cuando me dijo no tener idea del motivo por el que podía estar padeciendo ese dolor. Pensando un poco en esto, me dí cuenta de que la mayoría de las personas a las que trato no saben cual es el origen de su patología. Este paciente en concreto es una persona muy nerviosa que trabaja en una oficina muchas horas, con demasiado estrés y además no realiza ningún deporte de forma regular.
Son muchas las causas que provocan molestias en nuestra espalda y en nosotros está realizar una serie de cambios para reducirlas o eliminarlas: desde las malas posturas mantenidas en el tiempo, los gestos violentos, esfuerzos, problemas musculares, articulares, cambios de peso, hasta los problemas emocionales como estados depresivos, nerviosismo, estrés, pasando por la mala adaptación de nuestro lugar de trabajo o la práctica deportiva descontrolada o realizada de forma incorrecta.
Tu fisioterapeuta puede ofrecerte soluciones a gran parte de estos problemas: desde asesoramiento en posturas para la realización de esfuerzos y transportes de cargas, hasta terapias para el dolor y la relajación. Los fisios contamos con muchas técnicas como termoterapia (calor por infrarrojos, onda corta o microondas), electroterapia analgésica (tens, ultrasonidos, interferenciales, etc.), estiramientos, acupuntura, manipulaciones, movilizaciones y por supuesto masaje terapéutico. También es nuestro deber enseñar ejercicios para que el paciente realice en casa y que lo ayuden a mejorar.
Dependiendo del origen del dolor de espalda y de si es crónico ó agudo estableceremos un tratamiento concreto y su duración, pudiendo ser diario, semanal, quincenal o de mantenimiento una vez al mes.
No lo dudéis, si os duele el cuello, la espalda o la cintura, acudid a un fisioterapeuta. Os ayudará a eliminar el dolor y os dará valiosos consejos para evitarlos en el futuro.
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